lunes, 30 de enero de 2012

Catarro de 5 minutos

Pues va a tener razón Ana Muñiz y esto de pastillear no va a ser una buena idea... porque últimamente parece que pillo cuanto bicho hay suelto por ahí. Hace dos semanas pillé un trancazo bastante gordo, en el sentido de que, cuando comenzaron los síntomas el viernes, fui a saturar como de costumbre con 1g de vitamina C cada media hora, y más de tres horas después... nada, seguía con la cargación y la fiebre. Visto el éxito, no tuve más remedio que reconsiderar la aproximación clásica de aliviar los síntomas mediante uso moderado de paracetamol, ya sabéis, ese maravilloso veneno que mientras no te pases no se va a cargar tu hígado, pero que como se te vaya la mano vas a tener un fallo hepático... ¿con qué síntomas iniciales?: pues los mismos que tendrías con gripe, para los cuales, como no te pares a pensar que estás haciendo algo mal, puedes cometer el error de seguir tratándolos con más paracetamol. En fin, sí, Paracelso tenía razón (la dosis hace al veneno), por lo que si te mantienes en dosis bajas recomendadas no deberías tener problemas... ¿o sí?


Paracetamol y glutatión

Resulta que uno de los efectos del paracetamol sobre el hígado, es reducir de manera drástica los niveles de glutatión (principal antioxidante intracelular) en las células del mismo, de ahí la toxicidad en caso de pasarse (casos de fallo hepático se han observado con 6g/día —la dosis terapéutica máxima es de 4g/día—) y su tratamiento, consistente en precursores del glutatión. Pues bien, aunque la reducción de glutatión está circunscrita al hígado, bien puede comprometer su regeneración en otros órganos, dado que podría a partir de ahí acaparar los componentes para su producción (esto, amigos míos, es desbarre propio). ¿Es tan importante el glutatión?: pues parece que la vitamina D aumenta su nivel en el cerebro, uno de los mecanismos propuestos por el Dr. Cannell para el tratamiento del autismo, implicando de rebote al glutatión en la neutralización de metales pesados, como el mercurio. En fin, a saber cuántos casos de autismo han sido debidos a bajos niveles de vitamina D, a lo mejor ayudados del uso de paracetamol para evitar la fiebre después de las vacunas con preservativo conteniendo mercurio... o a lo mejor no tiene nada que ver en absoluto.

Pasemos a algo menos hipotético.


LD50, paracetamol y ácido ascórbico

Midiendo el LD50, dosis letal para el 50% de la población bajo estudio, podemos hacernos una idea del grado de toxicidad de una sustancia, con qué facilidad podemos alcanzar su potencial uso como veneno.

 El LD50 del paracetamol, es francamente bajo: 338mg por kilogramo de peso corporal en toma oral... en ratones. En humanos, parece que no hace falta tanto (seguramente por sobrecarga del hígado por su toma en ayunas o acompañado de alcohol), y a pesar de que hay bajas humanas por fallo hepático debido al paracetamol, incluyendo a dosis bajas pero continuadas  (artículo completo accesible, y reseña en Libertad Digital), aún no se han presentado voluntarios para hacer una medición en condiciones del LD50 en humanos.

Por su parte, el LD50 del ácido ascórbico es, en ratas, de 11'8g por kilogramo de peso, en toma oral forzada con sonda gástrica: con esas cantidades, y sin poder parar ante el advenimiento de la diarrea, supongo que la pringarían todas por pérdida masiva de electrolitos.


Tratamiento de trancazo resistente

Pues evaluado el paracetamol y resto de calmantes no esteroideos, la única conclusión lógica es que más vale tener paciencia y tomarse 1g de vitamina C cada 5 minutos, que es lo que estuve haciendo (hasta saturar, luego más espaciados) durante tres días de los cuatro que me duró el trancazo: al cuarto ya saturé con 1g cada 10 minutos. Como siempre, poco antes de saturar se resuelven los síntomas, gracias al efecto antihistamínico de la vitamina C.

Eso sí, ya sabéis, ni se os ocurra tomar la vitamina C por sonda gástrica ni acercaros a los 800g por día (gramo cada medio minuto, todo un día sin parar).

¿Hubiera sido más sensato decantarse por el paracetamol?: supongo que con un análisis de riesgo/beneficio donde tengamos en cuenta el potente efecto antibiótico y antivírico del paracetamol... ¡ah!, ¡perdón!, ¡que el paracetamol no sirve para otra cosa que tratar síntomas!, es el ácido ascórbico el que, además de antihistamínico, tiene efecto bactericida y antivírico. En resumidas cuentas, ¿cuál es una buena razón para tomar paracetamol?: a mí no se me ocurre ninguna.


Vitamina C en liposomas

Además, aproveché el tercer día para comprobar los efectos de tomar vitamina C encapsulada en liposomas: primero me acerque a la saturación con 1g de ácido ascórbico normal cada 5 minutos durante un poco menos de una hora, seguido de una dosis de 4g de la liposómica. Dado que esta última no tiene limitada su absorción por la concentración de ácido ascórbico en sangre, sino que se absorbe igual de bien independientemente de dicha concentración, siendo liberada a continuación de forma paulatina por el hígado, su efecto es mucho más duradero. En mi caso, fueron 6 horas sin síntomas: desde que tomé los 4 gramos hasta que volví a estornudar; a partir de ahí, vuelta a la normal.

[Añadido el 15/I/2016]
La hipótesis de que la vitamina C en liposomas se absorbe por  el hígado está muerta. A falta de otra que explique su extraña efectividad a dosis bajas, hemos de suponer que tiene que tener que ver con su absorción por el sistema linfático y posible efecto directo sobre los linfocitos natural killers.

A pesar de su innegable superioridad, su precio (aproximadamente 1€/1g) hace  aconsejable no usarla salvo de apoyo.



Dado el principio de la entrada, ¿voy a dejar de pastillear?: pues no por el momento, aunque sí que sigo variando ligeramente mi régimen pastillero.