viernes, 22 de julio de 2011

Dosis de vitamina C

Respecto a la dosis de la vitamina C o ácido ascórbico (y otras) hay dos planteamientos distintos, el nutricional y el farmacológico.


Dosis nutricional

En el nutricional, mientras estás sano, la cantidad debería ser regular, de entre 0'5 a 4g (o quizás más) al día: yo empezaría con 1g al día, aunque hay gente que ha tenido ya efecto de saturación con esa dosis. Personalmente empecé en 2g/día, y siguiendo la estela de Ana Suárez (4g/día), hace poco he subido a 3g/día: quizá sea pronto, pero yo diría que ya soy más resistente al ataque acneico. De todos los peligros promovidos para evitar el consumo de vitamina C (ya sabéis, casi el total de vertebrados lo fabrican per se, en cantidades equivalentes mínimas, para mamíferos, de 2g/día: así sus hígados se mantienen entretenidos derrochando energía en fabricarlo), el único que me parece creíble (aparte el potencial problema para enfermos con altos niveles de hierro) es el del posible efecto en el metabolismo del cobre, por eso de diario no subiría mucho más de donde estoy.

¿Por qué tomar más de 200mg cuando en realidad con esa cantidad ya se satura la cantidad en plasma sanguíneo? En fin, finalmente he comprado el libro Ascorbate: The Science of Vitamin C
de Steve Hickey y Hilary Roberts
, y ya tengo claro a qué se refiere el equipo de Mark Levine con saturación:
Nivel residual en sangre de vitamina C después de 12 horas de su toma.
Pues si es el nivel residual, no es el nivel de saturación, que será alcanzable a base de tomar vitamina C en intervalos menores a su vida media en sangre (después de su absorción, cada media hora deviene en un nivel en sangre la mitad). El hecho de que la mayor parte de la vitamina C se excrete en la orina, no significa que no haga nada: buena parte se expele en su forma oxidada (usada, podríamos decir —aunque ello no impide que se recicle activamente a su forma no oxidada dentro de las células—). Por cierto, animales como la rata gastan recursos en producir ácido ascórbico para después también expulsarlo en la orina.


Dosis farmacológica

Estando enfermos, y a falta de un hígado que se ponga a derrochar recursos en tan inadecuado momento subiendo de orden de magnitud el ácido ascórbico generado (reacción con la que sí cuentan los animales que lo fabrican, subiendo producción hasta 100 veces), podemos copiar tan estúpida estrategia subiendo nuestra ingesta de vitamina C hasta que nuestro sistema digestivo no absorba más: saturamos de vitamina C.

¿Es, esta vez, correcto el uso de la expresión saturar? Bueno, si restringimos la entrada de vitamina C al sistema digestivo, pues sí, aunque se pueden conseguir mayores concentraciones en sangre simplemente introduciéndola vía intravenosa.

¿En qué enfermedades tiene sentido saturarse de vitamina C? Pues claramente en infecciones víricas (incluyendo neumonía y polio), de apoyo en infecciones bacterianas (los leucocitos acaparan gran cantidad de ácido ascórbico, y lo consumen durante la fagocitosis de los atacantes), y en absoluto en infecciones fúngicas.

En mi caso, las dos veces que he saturado ante inicio de síntomas de amigdalitis/gripe, supuso consumir unos 20g el primer día (1g cada media hora hasta notar gases y/o ligera diarrea —ya no se absorbe y llega al intestino grueso—, a partir de ahí 1g/hora, espaciando la primera un poco más), con descenso hacia dosis normal en los 3 días sucesivos. He de decir que los síntomas (dolor de garganta) se anulan por completo antes de llegar al punto de saturación, de tal forma que en la primera vez pude dar clase sin mayores complicaciones ni menoscabo de mi voz.

Otros usos de grandes dosis de vitamina C, pueden ser por ejemplo como antihistamínico o como analgésico.