sábado, 21 de diciembre de 2013

Paracetamol: veneno a secas

Mi idea era haber completado la tercera entrega de la serie Ácido Ascórbico: ese veneno desconocido, pero una nueva hipótesis de la que no recordaba estar al tanto recomienda que escriba y publique esta entrada al respecto del paracetamol, no sea que vaya a haber alguien que pueda decidir no tomarlo si la lee.

En su momento en la entrada donde denosté el uso del paracetamol dije:
¿Es tan importante el glutatión?: pues parece que la vitamina D aumenta su nivel en el cerebro, uno de los mecanismos propuestos por el Dr. Cannell para el tratamiento del autismo, implicando de rebote al glutatión en la neutralización de metales pesados, como el mercurio. En fin, a saber cuántos casos de autismo han sido debidos a bajos niveles de vitamina D, a lo mejor ayudados del uso de paracetamol para evitar la fiebre después de las vacunas con preservativo conteniendo mercurio... o a lo mejor no tiene nada que ver en absoluto.
Bueno, pues resulta que no es sólo elucubración mental mía (lo de la vitamina D es del Dr. Cannell y la parte del paracetamol, tras leer ahora que estoy acabando con esta entrada a la Dra. Deans, puede que tampoco fuese mía) y resulta que sí que hay quien ha encontrado indicios ligando la incidencia de casos de autismo con el uso de paracetamol, como comentan en una reciente entrada los de Alliance for Natural Health - Europe. Los datos y estudios que aportan serán el núcleo de esta entrada, aderezados con más estudios e hipótesis para desinformaros en mayor profundidad.

Eso sí, antes de nada, empiezo con una referencia al papel del glutatión en la destoxificación del mercurio.


Mercurio y glutatión


La neurotoxicidad del timerosal está asociada con el agotamiento del glutatión: protección con sus precursores.
Se encontró que las células neuroblastomas cultivadas tenían menores niveles de glutatión y una mayor sensibilidad a la toxicidad del timerosal [N. del T.: conservante que contiene etil-mercurio] en comparación con las células glioblastomas que tienen niveles basales mayores de glutatión intracelular. La citotoxicidad inducida por timerosal estaba asociada con el agotamiento del glutatión intracelular en ambas líneas celulares. Tratamiento previo con 100μM de glutatión etil ester o de N-acetilcisteína (NAC), pero no metionina, dio lugar a un incremento significativo del glutatión intracelular en ambos tipos de células. Más aún, tratamiento previo con glutatión etil ester o N-acetilcisteína previno la citotoxicidad ante exposición a 15 μM de timerosal.


Paracetamol y glutatión


En un comentario reciente me dejaban unos cuantos enlaces al respecto del paracetamol y al mercurio en vacunas. Dado que voy a abordar el tema, más vale lidiar con ellos.

El primero (sin contar la supuesta ficha técnica, que el enlace no va) hacia una gráfica con las rutas metabólicas de eliminación del paracetamol:

Rutas metabólicas del paracetamol
Fuente
Estas rutas son tres, correspondiendo usualmente el gordo del trabajo de limpieza a la glucuronidación con alrededor del 60% de los metabolitos presentes en la orina, sulfatación (si no se traduce así, avisad) el 35% y un 5% para la ruta oxidativa implicando al glutatión... en adultos. De Envenenamiento por paracetamol en niños y hepatotoxicidad:
En adultos los conjugados glurónidos suponen el 60% de los metabolitos encontrados en la orina, los sulfatos el 35% y los conjugados de oxidación el 5%. La relación entre conjugados glucoronidos con respecto a los sulfatos en orina en adultos está entre 1'8 y 2'3 (Alam et al., 1977; Cummings et al., 1967; Millter et al., 1976). En neonatos esta relación está cerca de 0'35 (Levy et al., 1975; Miller et al., 1976), en niños de 3 a 10 años en 0'8 (Alam et al., 1977; Miller et al., 1976) y en adolescentes jóvenes en 1'61. La ruta oxidativa ha sido estudiada en neonatos (Lederman et al., Notarianni et al., 1987; Roberts et al., 1984) y los metabolitos de oxidación suponen del 10 al 20% de los productos del paracetamol en orina.

Vemos, por tanto, una mayor carga de trabajo tanto de la ruta de sulfatación como de la oxidativa (glutatión) en bebés y niños pequeños. Los problemas de toxicidad clásicos (del hígado) devienen cuando se saturan las dos primeras vías (se requiere menores cantidades ante consumo continuado) y se agota el glutatión para bloquear la toxicidad del N-acetil-p-benzoquinina (NAPQI) resultado de la vía oxidativa, cuya alta reactividad con proteínas da lugar a la muerte celular. Si sumamos los menores niveles de glutatión en bebés, menores a 1 año, —también menores en el grupo de adultos de mayor edad, de 41 a 69 años en el estudio— (vía la Dra. Deans) podemos intuir la plausibilidad de potenciales problemas ante consumo por debajo del nivel considerado hepato-tóxico por reducción de los niveles de glutatión, problemas que trataré en el resto de apartados.

El resto de referencias del susodicho comentario vienen a decir, que los niños que desarrollan síntomas de espectro autista no están más expuestos a mercurio que los que no (con dos estudios epidemiológicos, sus referencias 3 y 5), y que el etil-mercurio del timerosal usado en las vacunas es menos tóxico que el metil-mercurio presente en los pescados. Esto sólo significa que tanto los niños con enfermedad de espectro autista como los que no la sufren parecen estar expuestos a mercurio casi de idéntica manera. Pero, ¿qué ocurre si el mercurio sólo es el potencial gatillo y la bala es un defecto genético (por simplificar y no entrar en la hipótesis con más implicados)? Del artículo Déficit de sulfatación en niños autistas de desempeño reducido: un estudio piloto:
MÉTODOS: Utilizando las características bioquímicas del paracetamol evaluamos en la orina mediante cromatografía líquida de alto rendimiento la relación sulfato de paracetamol/glucorónido de paracetamol (PS/PG) en todos los sujetos tras la administración de esta medicina.
RESULTADOS: La relación PS/PG en el grupo de sujetos autistas dio resultados significativamente menores al grupo de control con p < 0'00002.
Fuente: Resumen.
Hubiese sido más informativo si además hubiesen establecido la actividad de la ruta oxidativa y la velocidad en la destoxificación, pero es un indicio claro de mayor riesgo de problemas ante actividad reducida de la ruta de sulfatación.

Antes de volver a los indicios epidemiológicos, haremos un pequeño apunte lateral, porque viene muy a cuento.


Paracetamol y respiración sibilante


Exposición prenatal a paracetamol y riesgo de respiración sibilante a la edad de 5 años en una cohorte urbana de bajos ingresos:
Exposición prenatal al paracetamol predijo actual respiración sibilante (riesgo relativo con corrección multivariable de 1'71; intervalo de confianza del 95% 1'20 a 2'42; p=0'003) y el riesgo se incrementó monotonamente en función del número de días prenatales de exposición al paracetamol (p de tendenecia <0'001).

Es más, el estudio también localizó una mayor incidencia en aquellos con un defecto en el gen de una enzima asociada al metabolismo del glutatión, aunque no como un requisito para la asociación de la respiración sibilante con la exposición al paracetamol sino como implicado independiente de efecto aditivo.

¿Qué tiene que ver esto con la relación entre autismo y paracetamol? Pues en que, lo mismo que allí, todo parece terminar relacionándose con el glutatión. De Estatus alterado de antioxidantes pulmonares en pacientes con asma leve:
Las concentraciones en el fluido pulmonar de ácido ascórbico (vitamina C) y de α-tocoferol (vitamina E) son inferiores en pacientes con asma leve incluso cuando los niveles sanguíneos son normales o superiores. Este hallazgo, junto con la presencia de una mayor cantidad de glutatión oxidado en sus vías respiratorias, indican que pacientes con asma están sujetos a un mayor estrés oxidativo.
Fuente: Resumen.

¿Cómo de mayor es la presencia de glutatión oxidado? En el líquido de lavado bronquial de los 20 controles y 20 asmáticos, los valores obviando la cuarta parte de valores más bajos y la cuarta parte de los valores más altos, fue de 0'02μM a 0'27μM en los controles y de 0'28μM a 0'64μM en los asmáticos (la probabilidad de haber sido por azar menor a 0'0001).

Por último, el artículo La asociación del paracetamol con la prevalencia y severidad de asma (vía Dra. Deans) repasa la evidencia inculpatoria en el caso del asma.

Por cierto, la deficiencia de vitamina D también está ligada a la incidencia de asma.


Paracetamol y autismo


Evolución histórica de autismo y asma junto con eventos influyentes en el consumo del paracetamol (fuente)
Esta gráfica es resultado de juntar dos del artículo Similaridades en características de autismo y asma y un posible enlace al uso del paracetamol recalcando varios hitos históricos influyendo en el consumo de éste último:
  1. 1977: recomendación de etiquetas de aviso para los productos con paracetamol.
  2. 1980: aviso de posible síndrome de Reyes por el consumo de aspirina, con el consiguiente incremento del consumo de paracetamol.
  3. 1982: primera alarma ante consumo de paracetamol por el asesinato de 7 personas en Chicago mediante pastillas de paracetamol cubiertas de cianuro.
  4. 1986: segunda alarma ante consumo de paracetamol por el asesinato de una mujer en Nueva York mediante el mismo método del punto anterior.
Si bien ésta puede considerarse evidencia circunstancial siendo generosos, tenemos el paralelismo en la influencia tanto en casos diagnosticados de asma como de autismo. Además, tenemos la plausibilidad de la hipótesis por la ligazón de ambas casuísticas con el glutatión. A quien no le parezca suficiente evidencia para tomar una estrategia prudente, que se lo siga dando a sus hijos.

En realidad el uso de antipiréticos (todos tienen sus potenciales peligros) está desbocado, cuando al menos en procesos infecciosos son, de ser algo, contraproducentes, y en el caso de su uso post-vacunación tampoco está claro que sean necesarios.


Resumen


Tanto asma como autismo parecen implicar a una deficiencia relativa de glutatión, bien en los pulmones bien en el cerebro, quizá inducida por su consumo en el hígado debida al metabolismo normal  (con nivel de consumo considerado seguro) del paracetamol. Sobre esta relación con el glutatión ya habló también el año pasado la Dra. Deans. Tenemos, además, el papel de la vitamina D como promotor de la generación de glutatión, apuntado por el Dr. Cannell como posible papel de la deficiencia de vitamina D en la casuística de autismo debido a una reducción de cantidad de glutatión en el cerebro, deficiencia también implicada en la casuística de asma.

¿Hace falta la presencia conjunta de las tres (respectivamente cuatro), propensión genética, deficiencia de vitamina D y consumo de paracetamol (incluyendo exposición a mercurio), para que se presenten problemas tales como asma (respectivamente, autismo)?: ¡vete a saber! Yo creo que no hace falta averiguarlo cuando cualquiera puede evitar las dos sobre las que siempre se puede actuar (sin dejar de vacunar): garantizar buenos niveles de vitamina D y dejar de consumir paracetamol. Lo prudente es asumir que el exceso de casuística en autismo y en asma han sido de causa yatrogénica.

Por último, nadie os impide, si llegáis a la conclusión de que tenéis que tomar paracetamol de forma más frecuente a su uso muy esporádico, el complementarlo con su antídoto, la N-acetil-cisteína (incluida en medicamentos mucolíticos).